Los miedos... qué subjetivos pueden
ser: el miedo que uno pueda tener, a otro le parecerá una tontería
o imposible que “eso” le paralice...y viceversa.
Cierto es que todo está en la mente, y
que si nos lo proponemos podemos vencer a nuestros miedos, todo es
cuestión de superación; basta con que un día decidas enfrentarte a
ellos, olvidando el bloqueo que esos miedos te provocan; solo así
lograrás enfrentarte a ellos y superar ese reto... Te aseguro te
sentirás más realizado.
Todo está en nuestra mente, la mente
es muy poderosa, más de lo que a veces creemos.
Mi ejemplo más reciente, lo viví
durante mi embarazo: Toda la vida la maternidad me había dado mucho
respeto, básicamente por el tema “parto”; siempre me generó
mucho respeto, miedo, hasta el punto de que cuando escuchaba la
experiencia de alguna amiga y/o conocida, me producía tal estupor
que me llegaba a encontrar mal ( una vez tuve que sentarme del bajón
de tensión que me estaba dando) y ya podía estar contándome una
experiencia maravillosa, que lo es,aunque no se puede obviar el hecho
de que traer un bebe al mundo por muy mágico que sea, duele, y duro
es un rato...
Pues bien, a lo que vamos, cuando me
quede embarazada inevitablemente no pude ignorar ese miedo al parto,
ni evitar pensar en ello... me iba a enfrentar de lleno a uno de los
miedos que me habían perseguido toda mi vida. Muchas veces cuando lo
pensaba mi color de tez se volvía blanco como la nieve.
Pues bien, para que veáis lo que la
mente puede hacer: Pasaban los meses, el embarazo seguía su curso,
la barriga crecía con sus correspondientes síntomas ( no todo es
idílico), y ese miedo fue disminuyendo; las ganas de conocer a mi
pequeña, de que las molestias típicas de mi estado pasaran a mejor
vida, fueron ganando terreno,hasta el punto de ansiar ese día.
Ya no sentía miedo, respeto si, miedo
no.
Yo lo comparaba a cuando estabas de
exámenes en la facultad y ya tenias fechado el examen final; no veía
el día en que llegase, entrar al aula y que terminar, quitarlo de
delante y volver a ser “libre”.
Pues esto igual, las ganas de volver a
la “normalidad” de conocer a mi hija, comprobar que estuviese
bien, y poder disfrutar de ella, hizo desaparecer mi miedo. Mi mente
se quedo con lo positivo de la experiencia, y aunque sabia que lo iba
a pasar mal, intentaba centrarme en lo bueno. Pensaba: “ Es un día,
un día duro que hay que pasar, y que cuanto antes llegue y ocurra,
mejor”
Por eso digo que, si queremos, podemos
dar la vuelta a la tortilla, coger el toro por los cuernos, y
enfrentarnos a aquello que nos apabulla y aturde
Los miedos están
para ahí para eso, para enfrentarnos a ellos y vencerlos porque la
vida también se basa en eso, en superarnos a nosotros mismos, y y seguir adelante.
Intentalo, enfrentate a ellos, al final
todo es subjetivo.
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